martes, abril 03, 2007

In memoriam T.G.V.

Acuden en tropel a la memoria los versos de M. Hernández: “ temprano levantó la muerte el vuelo/ temprano madrugó la madrugada/ temprano estás rodando por el suelo” cuando nos hemos enterado de tu muerte, querido Tomás, cuando un día gris con olor a mar anochecía sobre las tierras hermanas del vecino Portugal. La muerte como agua derramada se extendió sobre el asfalto en un anochecer de nieblas alargadas. Ya se cumplió tu tiempo en un lunes santo como preludio y conmemoración de otra muerte en el espíritu de los cristianos, tu luz se difuminó entre las sombras.
Nuestras palabras se sienten frías en el lecho caliente de tu memoria. Perdona nuestro atrevimiento al intentar describir lo que sentimos en estos momentos de dolor y angustia, en estos momentos en que se nos ha vaciado el vaso de lágrimas en nada comparable al tórrido llanto de tu madre, tu mujer Puerto y tus hijas, ya exhaustas, acaso de tanto volar como palomas confundidas sin encontrar tu rama para posarse.
Pero puedes sentirte orgulloso de que tu corta vida haya dejado una buena herencia para todos los que te conocimos: el testimonio de tu humana bondad y tu honradez profesional, sin fanfarrias ni presuntuosidad, tu capacidad de diálogo y mesura como bálsamo que ahuyenta las sombras y las incertidumbres, tus palabras ya inmortales y ciegas.
Descansa en paz

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