viernes, junio 22, 2007

Antonio

Querido Antonio:

Después de taitantos años dedicado a la enseñanza, te llega por fin el tan esperado momento de la jubilación, y lo haces como Lázaro, “en la cumbre de toda buena fortuna”, siendo apreciado, querido y respetado por alumnos y compañeros que hemos tenido la suerte de conocerte y coincidir contigo en esta vocacional profesión.

Creo que aciertas de pleno en tu decisión de jubilarte, dado que el retiro a esta edad es cuestión de voluntad personal, me parece bien tu decisión de dejar paso a nuevas generaciones, porque en este mundo de siglas: LGA, LOAPA. LOECE, LOE, AA45EC, DNI NIF, www.com., etc, etcétera… al que ha quedado reducida la globalización, las únicas sustanciosas y que dan algo de leche son las de LOGSE, que nos permiten hacer realidad la oda a la vida retirada de fray Luis.

Como no eres hijo de la mar, sino de Madroñera, no te veremos partir ligero de equipaje, sino cargado con un gran bagaje de gratos recuerdos y sentidas emociones, fruto de tu dilatada experiencia profesional, dejando atrás, pero sin olvidarlas ni siendo olvidado, amistades labradas en el camino y, seguro estoy, con la satisfacción del deber cumplido.

Deseo que tu retiro profesional sea para ti motivo de júbilo, de alegría y que lo disfrutes, como hasta ahora, con todos los tuyos, desde la “abuela” Mercedes, la de los luminosos ojos, hasta el nietísimo Juan, al que seguro vas a dedicar, desde ahora, una gran parte de tu tiempo libre, a consentir sus caprichos, a comprarle chuches y en definitiva, a malcriarlo, como todo abuelo que se precie, que para educarle ya están sus padres.

Mucho no me temo que ya has empezado a plantearte que tu jubilación no sea mas que un simple “pase de pernocta”, como el de los soldados en otro tiempo, con permiso para dormir en casa, pero con la responsabilidad, leve, que no obligación, de pasarte frecuentemente por el colegio, porque, ¿a quién vamos a recurrir cuando el ordenador se nos quede bloqueado, o no funcione Internet o haya que copiar, cortar y pegar?

Y el día que no sepas qué hacer, ya sabes que te espero en mi huerto y en mi higuera, a donde no hace falta que vayas por los altos andamios de las flores como dice el poeta que hacen los enamorados labradores, sino saliendo de Plasencia , hacia la izquierda, y al llegar a Malpartida, al fondo, cerca de la laguna de los patos.

Y no te preocupes que seguiremos tu máxima de “sed buenos y temerosos del señor”. Y es que somos buenos, en el buen sentido de la palabra bueno, porque no somos malos; y temerosos del señor porque tú nos lo quedas dicho, que no …¡porque tú lo digas!

Bien sabes, amigo Antonio que te vamos a extrañar, que te echaremos de menos, pero que esperamos seguir viéndote y disfrutando de tu amistad, siempre leal, grata y amena.

Que te vaya bonito, compañero del alma, compañero.
Celestino

1 comentario:

Anónimo dijo...

Agradezco de corazón tus emocionadas palabras.Es cierto que hemos compartido juntos buenos y malos momentos en esta profesión pero la memoria que es selectiva tiende a recordar los buenos. Lo contrario resultaría exasperante.
De verdad, muchas gracias
Nos vemos.