viernes, junio 01, 2007

María

María estaba esta mañana extraña, distinta, algo triste-intuyo-, pero, quizás también, contenta. Creo que su estancia aquí, en nuestro centro, le ha sido gratificante. Seguramente, un pensamiento agridulce ha recorrido su cabeza esta mañana cuando venía a trabajar su último día en Plasencia.
María es como aquella mariposa que un día me encontré en uno de mis habituales paseos por el campo, ahora en primavera. Con ella- con la mariposa- conversé y me dijo algo que nunca olvidaré:
-Ahora, emprenderé el vuelo y no sé si volveré.
La tomé entre mis manos, la observé y le dije:
-Cuéntame más cosas, antes de que te suelte, porque cuando lo haga, volarás y no volverás.
Entonces la mariposa me dijo:
-Córtame las alas porque no quiero volar.
Estoy seguro que María no querría nunca que le cortaran las alas. Ella necesita volar, quiere volar y recorrer otros campos, unos de miel otros de hiel. Acaso, en las anotaciones de sus itinerarios tenga subrayado y destacado este del colegio El Pilar.

Suerte


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